San Agustín y el problema de la predestinación XXXXXEn
plena controversia pelagiana, siendo obispo de Roma el papa Zózimo,
Agustín, escribe una carta (la 194) al sacerdote romano Sixto,
en el año 418. Para dar claridad y fuerza persuasiiva a sus argumentos,
expone su doctrina de la gracia con tal rigor antipelagiano que podría
dar la impresión de que sólo la inmerecida y no debida gracia
de Dios predetermina la suerte del hombre incluso XXXXXEsta carta causó gran preocupación a los monjes de Hadrumeto (actual Sousse, en la costa oriental de Túnez), pues temían que con ello resultarían vanos todos sus esfuerzos ascéticos para llevar una vida agradable a Dios. XXXXXAgustín respondío a esa duda con el tratado De gratia et libero arbitrio (año 426), en el que aclaraba de nuevo que la gracia de Dios precede a la decisión de la voluntad del hombre, la hace posible y consuma su actuación, acompañándola, pero que eso ni impide ni hace superflua la decisión libre del hombre. XXXXXCfr. Resumen esquemático de la vida de San Agustín. Ver también el resumen "En busca del Espíritu".
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