De la Luisiana a la Nueva España
La Historia de Juan Bernardo Domínguez y Gálvez (1783-1847)
(por Víctor Cano Sordo, México, D.F., 1999)

CAPÍTULO XII
Relevo de Generaciones (1883-1910)

A fines del siglo XIX, el rápido aceleramiento de la historia se hacía notar más que en otras épocas. El progreso tecnológico y científico producía en todos un optimismo desbordante que no se desvanecería sino hasta 1914, con el comienzo de la Gran Guerra.
Como en nuestra época, también aquellos hombres y mujeres de hace un siglo notaban el cambio inexorable que produce el transcurso del tiempo.
En la familia Domínguez Quintanar, se prepara el relevo de generaciones. De los ocho hermanos, ya habían fallecido algunos cuando don Porfirio irrumpe en la escena histórica del país. Al menos habían muerto Consuelo, Soledad y Juan…, y quizá también Mercedes, la hermana mayor.
Pero, a fines del siglo XIX, había muchos nietos de Juan Bernardo y María Ignacia que ya eran mayores de edad y comenzaban a formar nuevas familias.
En este capítulo, el último del libro, echaremos un vistazo a los aspectos más familiares y entrañables de nuestra historia: cartas antiguas de nuestros abuelos, recuerdos viejos, cosas de hace un siglo que han conservado nuestros padres y que merecen perdurar en nuestra memoria.
Comencemos por el hogar que formaron Cándido y Paz en la capital hacia 1883.

1. En la ciudad de México (1883)

Desconocemos las razones por las que Cándido y Paz decidieron trasladarse a México D.F. a principios de los años ochenta. Probablemente una razón de peso fue la necesidad de pensar en la educación de sus hijas mayores. Dolores ya tenía diez años de edad y pronto tendría que empezar a estudiar el bachillerato. Los colegios de San Juan del Río no les ofrecían el nivel educativo que ellos deseaban para sus hijas.
Otra razón pudo ser la seguridad de la familia. En esos años era más seguro vivir en una ciudad que en un pueblo. Además, había triunfado el sistema liberal y los maleantes -respaldados a veces por autoridades poco dignas- no desaprovechaban la ocasión de robar o matar a los propietarios de tierras y a las personas con cierta posición social.
En una carta de Paz a su gran amiga Gua-dalupe Perusquía, fechada el 8 de octubre de 1883 le cuenta todos los esfuerzos que hace para tener a sus hijas mayores en un buen colegio. Vale la pena transcribir casi toda la carta por lo descriptiva que es de la situación que vivía la familia en esos primeros años de su estancia en la capital. Además, se manifiesta en esa carta, muy claramente, el sentido cristiano de Paz, su carácter sincero y emotivo, y su sencillez en el modo de expresarse. La carta dice así1:

«México, 8 de Octubre de 1883.
Srita. Guadalupe Perusquía.
Muy querida Lupe:
Hacía mucho tiempo que no veía tus queridas letras, y ya estaba yo sentida, pues sabes que no me puedo conformar con que no me quieran, pues esta es la cuerda sensible en la que N. S. me prueba y me castiga. Yo no les escribo con frecuencia porque siempre estoy, o de tarea por mis hijas, o tengo que salir de precisión, tanto por mi salud, que no es nada buena, como por habilitar a mis hijas de lo que necesitan, y más ahora que, desde el día primero las tengo, a las tres grandes, en el colegio Europeo, dirigido por las Damas del Sagrado Corazón de Jesús, y en él tengo mucha esperanza que su educación salga completa, que es todo mi anhelo. Ellas están contentas, excepto Paz, que la he tenido que sacar, pues se me ha enfermado, y hoy Manuel2 vino a reconocerla. Le encontró un pulmón que respira con dificultad. A tu consideración dejo cómo estaré de afligida, pues temo que esto siga y que se le declare una tisis, que en niña es de apaga y vámonos. Ahora le acabo de dar un baño de regadera y emulsión de Bacalao. Después de Dios, en esto tengo mucha esperanza de que se me ponga buena. Esta3, bastante destruida; las obras están regular; y todas les mandan muchos besos.
Mucho te agradecí el duraznate que me mandaste que ha de estar riquísimo, como hecho por ti. El otro lo mandé a su destino, y junto con la carta. No se si te habrán escrito.
Lucha4, buena paseada se ha dado, pues hace mucho tiempo que está en Querétaro, pero nada de venir a visitarme. Muchas personas vienen de esa, y si quisieran podrían acompañarse con ellas. Pero claro, estoy viendo que ya no me tienen el cariño de antes. Yo no se porqué, pues yo no he cambiado, sino todo lo contrario. Con cuantos vienen de esa me informo de todo lo que les pasa, pero ustedes son muy ingratas conmigo5.
Ángel6, con su familia, se radicarán muy pronto en Querétaro. Y San Juan, según noticias, está de lo más aniquilado y abatido. Quien sabe ahora, con el cambio de Gobierno, San Juan vuelva a la vida. Yo mucho lo deseo, por todos los de la familia que tienen que vivir de precisión de tu negocio, y apenas te da lo muy preciso, y trabajando como ustedes trabajan. Dios N. S. les dé una época de descanso, pues bien lo necesitan.
Abraza a todos todos, de mi parte y de la de Cándido, y que ustedes se conserven buenas desea tu hermana que mucho te quiere y siente mil deseos de verte.
Paz [Rúbrica] ».

La familia Madaleno Domínguez se había trasladado a vivir a la ciudad de México en una fecha incierta: después del nacimiento de Chelina en 1880 y antes del 8 de octubre de 18837. Es posible que al principio hayan vivido en la calle de Mesones. Conchita Sordo Madaleno recuerda haber oído decir que Cándido y Paz vivían en esa calle. Si así fue, es probable que, más tarde -antes de 1890-, se hayan cam-biado al nº 14 de la 2ª calle de la Aduana Vieja, donde murió Paz.
En esa casa vivió Carmen Madaleno Domínguez con toda seguridad a partir de 18908. Allí conoció a José Sordo, que ese año tendría veintisiete años de edad, y que muy probablemente tenía su tienda y su casa en el mismo sitio en el que luego viviría después de la boda con Carmen (1902): en la calle de la Joya nº 39, a dos cuadras de la casa de los Madaleno.

2. Cartas antiguas y recuerdos de familia (1886)

Tenemos otros recuerdos que nos ayudan a conocer la vida de la familia durante aquellos años. Por ejemplo, una carta de Víctor Madaleno a Paz, escrita en 1883 desde Bilbao9, una foto familiar de 1885 en la que aparecen Paz y sus seis hijas10 y una carta escrita en agosto de 1886 desde La Laja, de Cándido y sus hijas a Paz, que estaba en México11.
Vale la pena copiar esta última carta porque, además de Cándido, quienes escriben son Paz, Lucero y Carmen, es decir, las tres hijas que tuvieron descendencia. A todos sus descendientes12 nos dará gusto conocer algo sobre có-mo eran de niñas nuestras abuelas o bisabuelas.
Mientras que Paz se había quedado en México con su hija mayor, Dolores, y con la más pequeña, Chelina, Cándido y las otras cuatro hijas -que tenían entonces entre trece y ocho años- estaba en La Laja. Las niñas disfrutaban probablemente del período de vacaciones del verano. Era el mes de agosto y también época de lluvias.
Comienza escribiendo Paz (de trece años de edad):

«Muy querida mamasita: Recibí tu grata en la cual veo que estas mejor. Cuídate mucho para que tengamos el gusto de verte por acá. Mamasita, concluyo porque ya es hora del rezo y mis hermanas quieren escribir. Tiburcia me encarga te salude y tú haz lo mis-mo con mis hermanas, que no les escribo por ser ya es tarde, y tú sabes cuanto te ama tu hija que desea verte y B T M13. Paz Madaleno [Rúbrica]»

Sigue Luz (con doce años de edad):

«Mamasita mía muy amada: Por la de mi papá se que mejor, lo cual me alegró mu-cho. Hemos estado muy moderadas en la fruta, pero el día 25 tuve dos deposiciones, pero ya estoy buena, gracias a Dios. Hoy no hemos salido a pasear porque nos levantamos muy tarde y después nos dio mucha flojera, pero sin embargo, hemos pasado el día muy contentas, pues nos los pasamos en la huerta. Con expresiones a mi nana Mere y demás hermanas, se despide tu hija que pide tu bendición y B T M. Luz Madaleno [Rúbrica]».

Y termina Carmen (de diez años de edad):

«Adorada mamasita: Recibimos tu grata en que me dices que estás mejor. El Sr. Cura de Tequisquiapan nos mandó decir que mañana tendremos Misa y dice que ojalá vengas pronto. Te escribo muy poco porque ya es la 3ª llamada14. Les das a mis hermanas y nana Mere, les das expresiones y tú recibe el corazón de tu hija Q.B.T.M15. Carmen Madaleno [Rúbrica]».

Al final de la carta, Cándido le dice a Paz lo siguiente:

«Hijita mía: Mucho celebro tu alivio, y también mucho te encargo que te cuides, y sobre todo en estos primeros días sin cometer imprudencias. Tus hijas, buenas. La primera noche que pasaron aquí Paz se enfermó y se vomitó. Después se enfermaron también Luz y Carmen, y las muy pícaras me lo habían ocultado. Ahora están bien. Tendremos Misa mañana, como verás, por la del Señor Cura. Nada de llovernos, así que la cosa urge. Esta noche vimos relámpagos muy fuertes. Ojalá que Dios nos socorra con el agua que bien la estamos necesitando. A María [Dolores] un beso y que le escribiré otro día. Y otro a Mercedes. Y ya sabes cuánto te ama tu esposo, Cándido». [Después de unos garabatos de la pequeña Conchita, pone:] «Harto hubiste Concepción con haber puesto aquellos garabatetos, que para tu edad están buenos. Te mando un beso y recuerdos».


3. Cartas de Cándido Madaleno desde Bilbao (1890)

El 24 de junio de 1890 Paz y Cándido habían celebrado su vigésimo aniversario de bodas. Una de sus hijas les regaló un ejemplar de la revista La Ilustración Española del año 1879, que conservamos en el archivo familiar. Ese año Cándido hace un viaje a Bilbao, para ver a sus hermanos. Desde allí le escribe cartas entrañables a Paz y a sus hijas. Conservamos en el archivo familiar dos de ellas.
Aunque son cartas sencillas en las que se cuentan cosas intrascendentes y de modo coloquial, me parece que vale la pena transcribirlas, porque se refleja en ellas el gran cariño que tenía Cándido a su mujer y a sus seis hijas. A través de cosas y sucesos corrientes, vemos el interés de unos por otros. También es inte-resante conocer el estilo de escribir que se tenía a fines del siglo XIX, y las expresiones que solían utilizar, distintas a las que ahora usamos.
La primera tiene fecha del 3 de septiembre de 1890.

«Bilbao Setre 3 1890
Hijita mía: Antes de ayer te escribí, y ahora tengo el gusto de referirme a tus queridas letras del 13 del pasado: ellas me informan que con los baños fríos seguías bien en tu salud, si bien no habían recibido VV. Cartas mías hacía algunos días. Algún retraso en el correo habrá sido la causa de ello, y ahora les pasará que recibirán VV. Varias cartas a la vez, pues no he dejado de escribir con toda frecuencia.
No se alarmen VV. Por el cólera pues a gran distancia como están VV. Se exageran mucho las cosas.
Veo por tu grata que regresó el Dr. Puerto: según me dijo pensó en un principio no regresar hasta Noviembre, pero ya en el camino iba muy achicopalado y sin su mujer e hija que le animaban a seguir adelante; entiendo que desde Santander habrá regresado; es un tipo este Dr.
Mañana es día de mi santo [4 de septiembre], y como estoy tan lejos de ti, y de mis hijas, será para mí un día muy triste: ya lo celebraremos cuando tenga el gusto de estar al lado de VV.
Desde hace tres días tengo un catarro fuerte que no me deja descansar y ha empezado el tiempo a refrescar por acá particularmente en las mañanas y en las noches.
A mis hijas grandes que tengan estas por suya, y que otro día les escribiré; entretanto, muchos besos lo mismo que al Concha y a Mercedes; reciban todas muchos afectos de cariño de parte de todos y sabes cuanto te ama tu esposo que desea abrazarte,
Cándido».

La segunda, es de dos días después: del 5 de septiembre de 1890, y dice así:

«Bilbao, Setre. 5/890
Hijita mía: Ayer recibí tu cariñoso cablegrama en que me felicitas en nombre de todos por mi cumpleaños, y como veo a la vez que no hay nada de importancia en la familia, veo que todod siguen con salud, lo que me ha regocijado muchísimo, y a la vez doy gracias a todos por el cablegrama que ya lo esperaba.
También recibí ayer carta de Víctor fechada el 14 y me anuncia que en aquella fecha todos estaban bien y que La Laja y Urecho, bien llovidos, lo que celebro mucho.
El día de ayer fue triste por haberlo pasado lejos de VV., del calor de la familia y sin el cariño del que me rodeaban el día de mi Santo; espero la comprensión de todo esto tan luego como llegue al seno de los míos, míos.
Ya empezó aquí a faltarme la ropa interior porque el tiempo empieza a refrescar; me han enseñado unos calcetines de lana de vicuña y he pedido medias para Sra. de la misma clase, que como las haya serán las grandes me-dias para ti. Y te aseguro que no sentirás el frío.
A mis hijas que tengan esta por suya, y que las beso a todas con todo mi cariño; reciban todos muchas expres. de Trinidad, Pepe y Leonarda, y ya sabes cuánto te amo,
Cándido».

La tercera carta está dirigida a sus hijas, y no tiene fecha:

«Hijitas María, Paz, Luz y Carmen. Recibo con el gusto de siempre sus cariñosas cartitas y me causa mucho gusto ver que su Mamá hace muchos elogios de VV. Y que son muy merecidos: aparte de que las obras buenas son siempre pre-miadas, queda a uno la satisfacción de haber obrado bien.
Por su corta edad, las dos chicas no hacen lo mismo, y ya digo hoy algo respecto de ellas, pero hay que tener en cuenta que no es todo más que falta de reflexión, y propio, como digo, de sus pocos años.
Siento que mi Paz sufra de la garganta y no estoy porque está, y mi Luz le hagan la operación; privadas de toda clase de licores y helados.
Yo he seguido bien, y estoy cenando: como los días son tan largos en esta época lo hago a las 9 y me acuesto a las 11: duermo bien porque aquí no hago siesta.
Celebro que hayan visitado a Antonita que es muy amable, y está muy bien relacionada; cumplí con la enviada a Orbieta (?) que me encargó.
A Dios chulas, les contaré cuando venga el frío, y ya saben cuánto las amo,
Cándido».

También conservamos de aquella época un recibo de una limosna que Paz dio a la parroquia de San Miguel en 1893. Esta iglesia está situada en la plaza de San Miguel, entre las calles de 20 de Noviembre, San Jerónimo e Izazaga.
Mientras tanto, Manuel y Ángel, en los años noventa, se esfuerzan, cada uno en su campo, por contribuir al progreso de la Nación. Durante estos años de finales del siglo ambos siguen una trayectoria profesional y política ascendente.

4. Ángel y Manuel en la sociedad porfiriana (1890-1900)

En 1890, Ángel Domínguez, que vivía en Querétaro desde hacía unos siete años16, probablemente se traslada a la ciudad de México, pues en ese año, es designado diputado por Sonora al Congreso de la Unión17.
En los años sucesivos sería reelecto como diputado propietario por el estado de Sonora (distrito electoral de Ures) en 1898, 1900 y 1902. En 1904 fue diputado propietario por el estado de Tamaulipas (distrito electoral de Ciudad Victoria)18.
En 1899 era ya primer secretario de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística19. En ese tiempo hizo un viaje a Chile y publicó una serie de conferencias sobre las relaciones comerciales entre México y Chile, y presentó un estudio histórico y geográfico de Chile.
En cuanto a su hermano Manuel, en 1886 había sido presidente de la Academia de Medicina20.
De 1880 a 1893 fue regidor del Ayuntamiento de México. Más tarde, en abril 1893, fue designado como gobernador del Distrito Federal hasta julio del mismo año, para sustituir al general José Ceballos, quien había ocupado este cargo desde diciembre de 1884 hasta su muerte21. ¿Sabría Manuel en ese mo-mento que tres antepasados suyos -el br. Alonso Pérez (1551), Alonso Pérez Farfán (1578) y Alonso Pérez de Bocanegra (1597)- habían sido también alcaldes de la ciudad de México en el siglo XVI?.
Además, en 1898 y 1900 fue elegido como diputado propietario del estado de México (distrito electoral de Tenango)22.
En 1898 pasó a ser el director de la Casa Cuna. De ese año conservamos una carta suya escrita a Cándido. Por tratarse de una carta en la que se pueden apreciar las cariñosas relaciones que había entre las dos familias (Madaleno Domínguez y Domínguez Girón) -de las cuales procedemos la gran mayoría de los descendientes de Juan Bernardo y María Ignacia conocidos por el autor de esta historia-, me parece que vale la pena transcribir algunos párrafos de ella. Además, se aprecian muy bien las cualidades literarias de don Manuel, aunque quizá con un estilo -el de la época- que ahora nos hace gracia. Veamos su contenido:

«México, Agosto 21 del 98
Sr. D. Cándido Madaleno
Muy querido hermano:
Señor -me dijo antes de ayer mi recamarera, cuando llegué a la Casa- aquí está este bultito que le mandaron a Ud. de la Laja. Ver el bulto, adivinar su contenido, hacérseme agua la boca y agitarse mis tripas en asombrosa Danza macabra, todo fue obra del mismo momento. Este es un dulce -me dije-; y como para los dulces conservo el apetito de mis juveniles años, abrí el Cajón, y; oh, sorpresa! Era, ó por mejor decir, es Cajeta de Membrillo, es decir, mi predilecta!
Y cuando llegaron mis hijos (que llegaron con toda puntualidad a la hora del refectorio, como si husmearan la golosina), mis amigos -les dije- ahora no hay calabazotes, ni mañana, ni en varios días; porque vamos a gustar de lo supremo.
Y qué es ello? -me preguntaron.
Ello -les contesté- es este Cajón de membrillate que nos manda la querida Co-lonia de la Laja.
Oh, delicia -exclamaron palmoteando- Y qué. Sería hecho ese dulce por nuestras primas?
Yo les contesté sin vacilar: por ellas, por sus preciosas manos movidas por un cariño al que no somos merecedores (…).
Por acá también llueve de diario y a torrentes algunas veces (…). Mucho me alegro de que por allá las lluvias hayan hecho fecundos tus sembrados (…)
Mis hijos, con sus labios vertiendo dulce (el dulce de la gratitud) me encargan salude cariñosamente en sus nombres a toda tu familia. Cómo no hacerlo con toda mi voluntad, si en ello, como es natural, encuentra singular complacencia tu hermano y compadre.
Manuel Domínguez [Rúbrica]»

Esta carta la escribió Manuel Domínguez cuando su hermana Paz ya había fallecido. Cándido era viudo y pasaba, nuevamente, una temporada de vacaciones en La Laja, como hacía doce años (1886), con algunas de sus hijas. Pero ahora (1898) las hijas habían crecido. Todas, salvo Chelina, tenían ya más de veinte años de edad.

5. Fallecimientos de Paz (1898) y Cándido (1901)

Como ya mencionamos en el preámbulo de este libro, según consta por un recordatorio de su muerte que se conserva en el archivo familiar, Paz falleció el 27 de febrero de 1898 a las 10.30 de la mañana.
El texto es el siguiente23:

«Hoy á las 10 y 30 a.m., falleció en el seno de la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana, la Señora Doña Paz Domínguez de Madaleno. Su esposo, hijas, hijo político, hermanos, hermanos políticos, sobrinos, demás parientes y amigos, al participar á Vd. tan sensible acontecimiento, le suplican eleve á Dios las plegarias que su piedad le dicte, por el alma de la finada. México, Febrero 27 de 1898. El duelo se recibe mañana á las 9 a.m., en la 2ª calle de la Aduana Vieja núm. 14, y se despide en el Panteón Español. Agencia E. Gayosso. Mariscala 3».

Todo esto va escrito en una franja gris que atraviesa la hoja. En el extremo superior izquierdo va una cruz plateada sobre fondo negro y en el inferior izquierdo RIP en letras plateadas sobre fondo negro.
No se especifica la causa de su muerte, pero no sería nada raro que hubiera muerto de una pulmonía. Mi madre oyó contar a mi abuela Carmen que Paz había tenido siete pulmonías.
Al morir Paz Domínguez, dejaba a Cándido con cinco de sus hijas solteras. La única que se había casado ya era Cherito, la tercera. Al poco tiempo se casarían Paz (1901) y Carmen (1902), y bastantes años después, Chelina (1922). Quedarían solteras María y Conchita.
Unos días después de su muerte, María Argain escribe desde Querétaro a sus primas Carmen, María y Paz, para darles el pésame. En esa carta dice algunas cosas de Paz Domínguez Quintanar que vale la pena copiar:

«Querétaro, Marzo 6 de 1898
Srita. Carmen Madaleno. México.
Carmelita muy querida: Increíble parece que tenga yo que hablarte de una pérdida que han sufrido Uds. tan grande como la nuestra. Cuanto, cuanto las que considerado y las he acompañado; créemelo, como si hubiera estado con Uds. (…) a Uds. como a nosotros24 debe servir de gran lenitivo a nuestro dolor la idea de que los amados seres que hemos perdido han de estar sin duda en la mansión de los justos (…).
Marichu querida [se trata de María Dolores, la mayor de las Madaleno], si así lo dispuso Dios, quiso llevarse a mi tía querida (q.e.p.d.) para darle el premio que tanto mereció por sus virtudes, esto es satisfactorio (…).
Pacecita querida: ya considero cómo estarán todas acabando nosotras de pasar ese terrible trance comprendo lo mucho que habrán sufrido, pero recuerda siempre para que te consuele, que mi querida tía era una persona como hay pocas, verdaderamente virtuosa, fue modelo de esposas y Madre cariñosa y tierna, y con todos tan amable y tan buena que puedes estar segura está gozando de Dios y pidiendo al Ser Supremo por todos Uds. (…).
María».

Después del fallecimiento de Paz, como es lógico, la vida de la familia cambió substancialmente. Conservamos unas cartas entre Cándido y Víctor del año de 1900. Víctor Madaleno estaba en La Laja y Cándido en México. Se ve que Cándido está mal de salud. Víctor le escribe el 15 de diciembre de 1900 diciéndole que se cuide. Cándido fallecía el 11 de enero de 190125.
El 3 de febrero escribe desde Bilbao Trinidad, hermana de Cándido, para dar el pésame a sus sobrinas. Entre otras cosas les dice lo siguiente:

«Pido mucho al Sagrado Corazón para que os conceda mucha conformidad, pero a mi me falta, y estoy muy distante de tenerla, aunque me conforme con la voluntad Santísima del Señor, que nos ha querido dar esta tan gran pesadumbre, pero a ratos, pensando que esta vida es tan corta y que luego nos reuniremos en el Cielo, sería imposible resistir a estos golpes. Hoy han recibido Pepita y Eladio carta de Víctor donde dice que murió tan cristianamente y con gran conformidad. Esto nos sirve de tanto consuelo y más a vosotras que lo habéis presenciado. Ahora las 4 hermanitas reunidas acompañadas de Paz y Luz con sus esposos, mutuamente os daréis conformidad así como vuestro tío Víctor que siempre os ha querido mucho, procurará en estos momentos consolaros cuanto le sea posible (…). Recibid el cariño de vuestra tía que bien os quiere.
Trinidad».

6. Manuel y Ángel a principios de siglo (1901-1910)

Después de la muerte de Paz, vivían todavía Refugio, Manuel y Ángel. Es probable que Mercedes ya hubiera fallecido, pues en 1900 tendría ochenta y siete años de edad.
Refugio vivía en Querétaro con sus hijos. Pedro, su esposo, había fallecido también hacía muy poco tiempo. Pero de esta familia no sabemos nada más.
Manuel y Ángel son los únicos dos herma-nos de Paz de los que tenemos noticias durante los primeros años del siglo XX.
Ángel, en 1902 publicó dos tomos sobre Los Ríos del Mundo, obra erudita y bien do-cumentada. Fue socio del Instituto Bibliográfico Mexicano, socio correspondiente de la Asociación de Periodistas y Literatos de Oporto (Portugal), y miembro honorario de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Siendo diputado al Congreso de la Unión por el Primer Distrito de Sonora, murió en la ciudad de México el 28 de diciembre de 190526.
Manuel, en 1902 fue director de la Escuela de Medicina. Escribió varios trabajos de medicina en la Gaceta Médica de México27. Por ejemplo, Inocuidad de la vacuna humana (me-moria) (1867-1868), Fiebre puerperal. Observación (1869), Vacuna humana, ¿puede ser vehículo de la sífilis? (1869), Breves reflexiones acerca del modo de recetar en México (1870), Anatomía patológica (1870), Error de diagnóstico en caso de embarazo (1871), Comentario sobre la muerte de Napoleón Bonaparte (1873), El Jaborandi (1875), Terapéutica experimental de la morfina (1876), Del colorín (1877), Reflexiones sobre la administración terapéutica del oxígeno (1883), Estrechamientos uretrales, peri-tonitis por uretrotomía (1884), Algunas reflexiones sobre la acción fisiológica de la eserina (1887).
De 1906 a 1910 fue senador por el estado de San Luis Potosí28.
Manuel, como hemos visto, tenía una relación muy estrecha con Cándido y Paz. Era el médico de la familia. Después de la muerte de Cándido, a principios de 1901, continuaría muy cerca de sus sobrinas, las hijas de Paz, ahora huérfanas.
Antes de 1898 se había casado Chero con Raimundo de la Mora. El 29 de septiembre de 1900 se había casado también Paz con Ángel Sela. Las otras cuatro continuaban viviendo en la 2ª Calle de la Aduana Vieja. Carmen, la cuarta hija, pronto se casaría con José Sordo Mijares, el asturiano vendedor de semillas que tenía su expendio en la misma calle.

7. Carmen Madaleno Domínguez y José Sordo Mijares (1902)

El lector me permitirá que dedique a la historia de mis abuelos - José Sordo Mijares (1863-1935) y Carmen Madaleno Domínguez (1876-1944)-, un espacio un poco mayor del que merecería, en el contexto global de este libro.
José Sordo vivía en la actual Calle de Cinco de Febrero, a dos cuadras de la casa de los Madaleno Domínguez. Así pudo conocer a Carmen. Era dueño de un expendio de semillas, y tenía, desde antes de 1900, una estrecha relación comercial con don Cándido Madaleno, que le compraba semillas para su hacienda de La Laja.
Conservamos en el Archivo familiar una carta de Víctor Madaleno a su hermano Cándido, fechada el 15 de diciembre de 1900, en la que, entre otras cosas, le dice lo siguiente:

«Mucho celebraré que la crisis monetaria vaya desapareciendo, para todos será un bien muy grande (…). Yo ignoro si el 24 podré estar en esa (…) y, por si no puedo ir (…) te propongo si te parece que debo escribir a Sor-do proponiéndole prorrogue tu pagaré hasta marzo o abril, y dispones de tus 900 pesos hasta enero (…); entiendo que por enero debo empezar a escoger frijol; de mi pagaré vence el 11 y queda más tiempo…».

Su domicilio era la Calle de la Joya (actual 4ª Calle de Cinco de Febrero) nº 39. Estaba a la mitad de la calle en la acera derecha (yendo de norte a sur), entre las actuales calles de República del Salvador y Mesones.
La casa -que actualmente no existe- te-nía dos plantas. La de abajo estaba ocupada por el expendio de semillas. La de arriba la ocupaban las habitaciones de la familia.
Carmen se casó con José el 28 de agosto -día de San Agustín- de 190229. José, como hemos visto era natural de Cué, un pequeño pueblecito del Concejo de Llanes, en Asturias.
La primera casa de la familia recién fun-dada fue la planta alta del expendio de semillas. Allí nacieron todos los hijos: Carmen (1904), Luisa (1905), José (1907), Mercedes (1911), Maruca (1909), Juan (1916) y Conchita (1921).
En 1903 se inauguró el actual edificio del Casino Español, tal como queda constancia en su fachada. Este Centro de reunión, situado en la calle de Isabela Católica, era muy visitado por don José, que vivía a pocas cuadras de allí.
En la época de la Revolución, hasta el primer viaje a España de la familia, en 1923, era frecuente que tuvieran que salir por las azo-teas de las casas para huir de los desmanes de los revolucionarios.
Conservamos en el archivo familiar una carta de Joaquín Sordo, padre de José, escrita desde La Portilla, Llanes, en 1903. Vale la pena transcribirla porque se transparenta muy bien en ella lo que sentía un padre en Asturias, en relación con sus hijos que habían marchado a América muy jóvenes. Además el estilo de ha-blar asturiano que usa don Joaquín es digno de conocerse:

«La Portilla, 24 de mayo de 1903. Sr. Dn. José Sordo y Carmen Madaleno. Méjico. Mis inolvidables hijos. Doy contestación a la vuestra del seis del mismo mes, y por vuestra carta veo que seguís sin novedad, de cuyo beneficio gozamos todos los de esta, vuestros, gracias a Dios. Hijos míos no sabéis lo que se alienta mi corazón cada vez que recibo carta de mis hijos. Porque cuando la estoy leyendo y la estoy contestando, se me revela que los tengo delante. Así es que me hagáis el favor, que interim esté en este mundo, que me escribáis lo mas pronto posible la carta que contesto. Por causalidad vino por aquí Fonso y me pregunta que si tuve carta. Digo: "si vesla aquí". Y la leyó, y se quedó algo suspenso. A María noila enseñé entodavía a causa que está camino de Santander, que fue a acompañar a la mujer y el niño de Joaquín, que ya se lo mandó él de Méjico, que fuera María a llevarla a Santander y entodavía no vino. Conque allá vos va otra española con un niño.
Tuve ya dos cartas de Joaquín y en todas ellas no se me acuerda nada de su hermano. Yo le contesté que no era eso de lo que habíamos quedado. Ahora a la mujer le encargue que a ver si en de alguna manera se cortaban esos rencinos. Porque yo tengo dos hijos en Mejico y no se han de poder ver es bastante tristeza para un padre y tanta como yo mucha, que a quien me dio palabra de lo enviar a él, y que esa friolera que llevo para ti fue con cuenta de entregarlo a ti, mano a mano; y me dio palabra de eso. Aquí lo que yo conocí a María era que estaban esperando que tú dijeras: "Fonso vente para acá". Ahora no se en qué resolverán. No se me ofreciendo otra cosa por hoy, recibís muchas memorias de esta numerosa familia y en particular un millón de abrazos de vuestro señor padre, Pepa y Angela que vos desean la salud y muchas felici-dades; y es Joaquín Sordo [rúbrica]. Un abrazo a Carmelita. Angela Sordo [rúbrica]».

Ya entonces había fallecido la madre de José, doña Angela Mijares. Firman la carta su padre Joaquín y su hermana Angela. Como hemos podido apreciar, la carta refleja bien el ambiente familiar de los emigrantes españoles a principios del siglo XX.

8. Las cartas de Cherito (1903-1908)

Además de las noticias sobre Carmen Madaleno, tenemos algunos datos interesantes de aquella época del Porfiriato por las cartas le escribió su hermana Cherito Madaleno.
Cherito y su esposo Raimundo deciden viajar a Europa con sus hijos, a finales de 1903. Durante una estancia breve en París, escriben a Carmen Madaleno, hermana de Cherito, que estaba esperando el nacimiento de su primera hija en México. La carta está fechada el 19 de diciembre de 1903. La «Nena» (Luz de la Mora), segunda hija del matrimonio, acom-pañaba a sus padres. Mientras tanto, Mundo y Nando -primero y tercero de los hijos- estaban en España -probablemente en Bil-bao- esperando el regreso de sus padres30:

«Raymundo te va a poner unos rengloncitos no se en qué idioma. Salúdame a José con cariño y recibe besos de la Nena y el entrañable cariño de tu hermana que desea darte muchos besos, Luz.» Luego Raymundo escribe: «esta será la última que recibas de París, pues ya nos llaman los niños. A mi mucho me ha gustado esto y, si no fuera por el tiempo tan maleta, los hubiéramos traído a todos a pasar una temporada para estar más tranquilos».

Al parecer había dejado a sus demás hijos en España, pues menciona que a su regreso pasaran a conocer Madrid y luego «cuando sea conveniente para Chero y la mar esté tranquila» volverán a México. Chero estaba esperando a su quinto hijo: Guillermo, que nacería el 3 de junio de 1904. El cuarto hijo, Luis, había nacido el 8 de diciembre de 1901.
Además de la carta desde París (1903), en el archivo familiar conservamos otras tres cartas de Lucero a Carmen: una de 1904, otra de 1907 y otra de 1908. Chero se dirige siempre en sus cartas a su hermana llamándola «Carmelita».
La primera está escrita desde México. Tie-ne fecha de 27 de septiembre de 1904. Carmen estaba en la hacienda de La Laja pasando una temporada. Allí también estaban los hijos de Chero. Fernando (Nando) ya podía montar a caballo31.
La segunda es del 12 de diciembre de 1907. También la escribe desde México. Carmen estaba en Cuautla, buscando mejorar la salud de su hijo Pepito, que estaba muy enfermo32. Allí también estaban José, su esposo, y sus hijas Carmen y Luisa. Las acompañaba la tita Conchita, hermana de Carmen y Chero.
La tercera carta está escrita desde San Nicolás, el 29 de agosto de 190833. San Nicolás era una hacienda que tenía Raimundo en Mi-choacán, cerca de Maravatío. Le cuenta de un accidente de su hijo Raimundo que, al tratar de montar una yegua a pelo, se rompió un brazo.
Las tres cartas están redactadas en un estilo sencillo y simpático. Cuentan cosas ordinarias que reflejan muy bien la vida familiar en aquella época de principios de siglo.
Cherito moría a los pocos meses -el 29 de diciembre de 1908-, dejando a su última hija, Carmen, con un año y algunos meses de edad.
Raimundo contrajo segundas nupcias con Cristina Llaca. Como ya hemos visto, la madre de Cristina -Natalia Domínguez Franco- era hija de Juan Otón y, por tanto, prima hermana de Cherito Madaleno34.

9. El último de los Domínguez Quintanar (1910)

Después de la muerte de Ángel en 190535, él último de los Domínguez Quintanar era Manuel.
En 1909 se publica un escrito literario de Manuel. Se trata de un pequeño volumen que lleva por título: «Obras del Dr. Manuel Domínguez (Leyendas históricas)». Se publica en la colección «Biblioteca de Autores mexicanos», nº 67, impresas en la Imprenta de V. Agüeros Editor, Primera Calle de Mesones nº 18, México 1909.
Las Obras contienen:

1º) una breve biografía del autor (p. IV a XVI): como no está firmada, quizá él mismo se encargó de redactarla;
2º) una carta prólogo dirigida a Javier F. Ceballos, probable hermano del gobernador del Distrito Federal, José Ceballos, a quien sucedió Manuel en 1893;
3º) cuatro relatos breves: Peñastlán (leyenda histórica), El Capitán Fantasma, Cuautla y Fátima (leyenda árabe);
4º) un discurso en la ceremonia de la inauguración del monumento dedicado al Dr. Manuel Carmona y Valle.

Manuel, según cuentan algunos de sus descendientes, vivió durante algunos años en Cuautla. Era médico y quizá se trasladó a aquella ciudad atraído por los famosos balnearios que, a principios de siglo, tenían gran prestigio. Muchos capitalinos iban a pasar una temporada en Cuautla para probar lo saluda-ble de sus aguas termales. Hemos visto como la familia Sordo Madaleno, en 1907, intentó -sin conseguirlo- la curación del pequeño José en esa ciudad.
En 1909, a Manuel le faltaban pocos meses para cumplir los ochenta años de edad. Sin embargo, Dios dispuso que no llegara a cumplir su octogésimo aniversario, ya que murió el 16 de marzo de 1910, unos meses antes del estallido revolucionario, que cambiaría com-pletamente el panorama político y social de México.

Con Manuel acaba la historia de la familia Domínguez Quintanar, y termina toda una época: la del México del Anciene Régime.
A principios del siglo XX se producía el relevo de generaciones. Ahora serían los nietos de Juan Bernardo y María Ignacia los que tendrían que desempeñar cada uno su papel, insustituible, en la nueva sociedad que surgía llena de retos.

Notas

1 Cfr. AF, Carta de Paz a Guadalupe Perusquía, del 8 de octubre de 1883.
2 Se trata de Manuel Domínguez Quintanar, médico y hermano de Paz.
3 Probablemente se refiere a la casa donde habían llegado a vivir, aunque también podría referirse a la ciudad entera.
4 Seguramente se refiere a Luz Perusquía, hermana de Guadalupe y madrina de bautismo de Carmen Madaleno.
5 Hay que suponer que todas estas expresiones, como de queja, son un poco de broma.
6 Es el momento en que Ángel Domínguez Quintanar se traslada de San Juan a Querétaro con su familia. Desconocemos si después la familia de Ángel se haya establecido en el México, D.F., pues llegó a ser miembro de la Sociedad de Geografía y Estadística, diputado y senador.
7 Este dato lo sabemos precisamente por la carta que acabamos de transcribir.
8 En la primera página de un ejemplar de la Ilustración Española de 1879, que conservamos en la familia, aparece el nombre de Cándido Madaleno con la fecha 24 de junio de 1890. En la última página de esa revista dice: «Sr. Dn. Cándido Madaleno, 2ª Aduana Vieja nº 14. Felicidades». Probablemente se trataba de un regalo por el vigésimo aniversario de bodas (24 de junio de 1870). La 2ª calle de la Aduana Vieja corresponde a la actual 6ª calle del Cinco de febrero (entre las actuales calles de Regina y San Jerónimo). La 1ª calle de la Aduana vieja corresponde a la actual 5ª calle de Cinco de Febrero. Es decir, que la numeración de las calles de la Aduana vieja iría de norte a sur. Es probable que en la primera calle de la Aduana Vieja estuvieran los diez primeros números. El número 14 de la 2ª calle de la Aduana Vieja estaría del lado derecho (lado poniente) y podría haber sido la segunda casa (es decir, hacia el centro de la calle).
9 Cfr. AF, Carta de Víctor Madaleno a Paz Domínguez del 19 de octubre de 1886.
10 La foto de Paz que hay en casa de mis padres es de 1885 (Paz tendría unos 47 años). Están en ella: María (Momilla), Cherito (Lucero), Paz (Pacecita), Carmen (de 9 años) y Chelina (Mercedes).
11 Cfr. AF, Carta de Cándido a Paz, fechada el 28 de agosto de 1886.
12 Las familias Sela Madaleno, De la Mora Madaleno y Sordo Madaleno.
13 Las iniciales BTM significan «Besa tu mano».
14 Al rezo de la tarde.
15 QBTM quiere decir «Que besa tu mano».
16 Cfr. AF, Carta de Paz Domínguez a Guadalupe Perusquía de 1883 en la que le da cuenta de este suceso.
17 Con motivo de esa ocasión publicó un discurso pronunciado en la sesión de la prensa asociada. El discurso estaba encaminado a pedir la libre importación del papel satinado, para que cesara de esta manera el monopolio que había de este material, que imposibilitaba la impresión de libros de texto a bajos precios, así como las litografías que tanto se empleaban en las ilustraciones de los libros de enseñanza. En otra ocasión, en 1896, diserta sobre la necesidad que había del conocimiento de la geografía de México.
18 Cfr. F. X. GUERRA, México: del Antiguo Régimen a la Revolución, Fondo de Cultura Económica, México 1988, p. 409.
19 La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística ocupaba una pequeña casa que actualmente se sitúa en la esquina sur este del cruce de Justo Sierra con la calle del Carmen. Desde 6 de octubre de 1864, don Ángel María había sido nombrado miembro corresponsal de la Sociedad. El 26 de septiembre de 1889 fue nombrado miembro honorario y el 4 de diciembre de 1890, miembro de número. Cfr. Memoria de labores (abril de 1913 a abril de 1915) de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, Imprenta Victoria, México 1915, p. 45.
20 Desde 1868 era miembro de la Academia de Medicina y en 1895 es nombrado socio honorario. Cfr. E. CÁRDENAS DE LA PEÑA, Mil personajes en el México del siglo XIX, vol. 1, México 1979, p. 547.
21 Cfr. HIRA DE GORTARI Y REGINA HERNÁNDEZ, La Ciudad de México y el Distrito Federal, una historia compartida, Departamento del Distrito Federal, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México 1988, p. 173.
22 Cfr. F. X. GUERRA, México: del Antiguo Régimen a la Revolución, Fondo de Cultura Económica, México 1988, p. 409.
23 Cfr. AF, Recordatorio de la muerte de Paz Domínguez Quintanar.
24 Aunque no tenemos la certeza de que esta carta sea de una de las hijas de Pedro Argain y Refugio Domínguez, es casi seguro que sea así. En la carta se dice «que mi Mamá la dispensen que hoy no escriba por estar algo mala, pero que pronto lo hará, que ya Uds. saben lo mucho que ha sentido la irreparable pérdida de mi tía». Por lo tanto, quien había muerto recientemente era Pedro Argain.
25 El registro del Panteón Español, en la ciudad de México, recoge escuetamente sus datos: Cándido Madaleno. Nació en Bilbao España. Viudo de 66 años de edad. Agricultor. Falleció el 11 de enero de 1901. La cripta en la que se encuentran sus restos actualmente -junto con los de su esposa Paz, y tres de sus hijas: María, Conchita y Mercedes- se construyó en el año de 1913.
26 Cfr. AYALA, p. 180-181.
27 Cfr. E. CÁRDENAS DE LA PEÑA, Mil personajes en el México del siglo XIX, vol. 1, México 1979, p. 547.
28 Cfr. M. DOMÍNGUEZ, breve biografía la principio de sus obras completas. En cambio, F. X. GUERRA, México: del Antiguo Régimen a la Revolución, Fondo de Cultura Económica, México 1988, p. 409, afirma que en 1906 fue elegido como Senador por el Estado de Zacatecas.
29 Conservamos en la familia un trocito de cartón con las palabras: «Josefina y Mary A. Hay» y la fecha de agosto 28 de 1902; a lápiz, con letra de mamá dice: «regalo de boda de mamá». Mamá creía recordar que se habían casado en la parroquia de Regina Coeli (Natividad de María Santísima), situada en Bolivar 92 esquina con Regina, el 28 de agosto de 1902. La fecha parece correcta pero no el lugar, pues no aparece registrado el matrimonio en el libro de matrimonios en esa fecha. Otra posibilidad es que se hubieran casado en San Miguel, pero tampoco está allí su partida de matrimonio.
30 Cfr. en AF, Carta de Luz Madaleno a su hermana Carmen, fechada el 19 de diciembre de 1903.
31 Cfr. en AF, Carta de Lucero a Carmen, fechada el 27 de septiembre de 1904.
32 Cfr. en AF, Carta de Lucero a Carmen, fechada el 12 de diciembre de 1907. Pepito, el segundo hijo de José y Carmen, moriría poco más tarde.
33 Cfr. en AF, Carta de Lucero a Carmen fechada el 29 de agosto de 1908.
34 De este segundo matrimonio nacieron Cristina de la Mora (casada con Luis F. Uribe), Elena de la Mora (casada con Manuel Echeverría Gorozpe) y Jorge de la Mora (casado con Concha García Sanz, y luego con María Teresa Capetillo).
35 De Refugio Domínguez Quintanar no tenemos la fecha precisa de su fallecimiento.


Ilustraciones

- Dr. Manuel Domínguez Quintanar, decano de la Facultad de Medicina de México (foto publicada, con motivo de su fallecimiento, en la revista "Mundo Ilustrado", año X, tomo I, núm. 12, del 20 de marzo de 1910).
- Paz Domínguez Quintanar (1838-1898) (foto tomada hacia el año 1880).
- Paz Domínguez Quintanar con sus seis hijas: María (1871), Paz (1873), Lucero (1874), Carmen (1876), Conchita (1877) y Mercedes (1880) (foto tomada hacia el año de 1885).
- Cándido Madaleno Gastiasoro (foto tomada hacia 1895).
- Membrete que utilizaba el Dr. Manuel Domínguez Quintanar en sus cartas en el año de 1898.

Volver al índice

______________________________


bisabuelos.com